Existen muchas ocasiones en la vida en las que sientes que estás cayendo por un precipicio, pero hasta que no tocas fondo, no sabes realmente lo mal que te encuentras
Este es el caso de la obra que nos atañe, «Agujero» de Hiroko Oyamada, donde a través de una prosa sutil y elegante nos muestra el abismo del ser humano. Hiroko Oyamada nació en Hiroshima en 1983, donde tras pasar su etapa escolar estudia y se gradúa en Literatura Japonesa. Tras pasar por varios trabajos para sobrevivir escribe algunos relatos donde plasma sus vivencias y sentimientos como es el caso de «La fábrica», llegando a ganar premios importantes como el Shincho o el Akutagawa en 2013.

En «Agujero» el lector se encuentra ante un tríptico narrativo aparentemente sencillo y cotidiano, pero que encierra un gran significado. En el primer relato, de los tres que componen el libro, Oyamada nos presenta a Asahi, la cual pertenece a una familia normal con un trabajo normal y una vida normal, hasta que se mudan al lado de casa de sus suegros y comienzan a suceder cosas extrañas. Asahi deja su trabajo y cualquier relación emocional que tuviera para mudarse a un pueblo inhóspito y solitario, donde no consigue encontrar trabajo ni ninguna tarea que ocupe sus días. La deriva de los días sumen a nuestra protagonista en el agujero que da nombre a nuestro libro y relato, en el cuál hasta que no cae en él, no es consciente de lo vacía que es su vida. A través de una prosa lineal, donde los diálogos son únicamente acotaciones entre comillas sin separación del grueso del párrafo, Oyamada nos transmite la repetitiva vida de nuestra protagonista. De una manera sutil y sigilosa nos adentramos en el mundo atormentado de Asahi, donde los pequeños detalles, como la cantidad de niños que hay en el pueblo o un extraño animal sin identificar que encuentra en un agujero, inquietan al lector y lo mantienen el vilo a lo largo de toda la historia.
Muchos pasajes de esta novela recuerdan a las películas del Estudio Ghibli, en concreto las dirigidas por el mítico Hayao Miyazaki, obras las cuales a través de lo cotidiano, la naturaleza y lo fantástico se entremezclan para dar a luz una historia inquietante pero cargada de significados y enseñanzas. En este caso Oyamada nos muestra el abismo del ser humano, la oscuridad que atrapa a nuestra protagonista, sentimientos como la depresión, la apatía o la sensación de que por mucho que hagamos nada cambiará nuestro destino. Muchos hemos sentido estar en un agujero, hecho a nuestra medida, donde todo el mundo espera que seamos algo que nosotros no buscamos, pero que intentamos ser. Incluso, tras los tiempos que corren de confinamientos y distanciamientos nos hemos dado cuenta de los vulnerables que somos y de que se puede sufrir también mentalmente. «Agujero» es un libro que habla de todo esto, algo que resulta ser muy necesario, y, además, lo lleva desarrolla al más puro estilo de la literatura contemporánea japonesa, con una prosa armoniosa, sutil, sin pretensiones, que cala hondo porque no intenta asombrarte con giros de trama o sucesos imposibles, sino porque te traslada al mundo más cotidiano y mundano, al mundo al que todos pertenecemos.
Recomiendo encarecidamente esta novela, tanto por su componente artístico que supone leer una prosa tan propia del género, como por su componente más argumental, donde trata temas universales que mucha gente necesitaría reflexionar y aprender. Leer «Agujero» es un viaje hacia las profundidades más oscuras del ser humano, pero como ya he dicho varias veces, necesitas bajar allí para saber que has tocado fondo.